domingo, 11 de octubre de 2015

Maratón de Chicago

Acabo de ver en la tele una entrevista a Pau Gasol donde, además de demostrar una vez más su calidad humana (de la deportiva qué vamos a decir), decía que le encantaba vivir en Chicago. En estos últimos días precisamente, tras este viaje a Chicago, he comentado con los conocidos algo parecido: Nueva York es un gran parque temático, pero Chicago es una señora ciudad., un sitio mucho mejor para vivir. Imagino que las temperaturas a lo largo del año no lo pondrán fácil, pero dónde va a parar la elegancia de Chicago frente a la exageración de Nueva York.

En la Feria del Corredor
Eso sí, la maratón de Nueva York no tiene igual. Como mínimo puedo afirmar que Chicago no está a su altura. La razón es la gente, no tengo ninguna duda. Es cierto que las dos están perfectamente organizadas (si aquí tenemos que vigilar la entrada a un recinto de cuarenta y pico mil personas, o empezamos una semana antes o se nos muere alguien). La feria del corredor, por ejemplo, ocho veces las de aquí. Y durante la carrera todo perfecto, ni una pega. Pero la verdad es que la animación de Nueva York no tiene parangón. Cada vez que pienso en la entrada en la Primera Avenida, en 2011, se me pone la carne de gallina.

Simplemente es eso: la cantidad de gente. La gente anima igual, pero no hay tanta, digan lo que digan los organizadores. Porque los que hay aprecian igual el esfuerzo, los carteles de la gente, los ánimos indiscriminados, el reconocimiento. Pero es que son menos. Volviendo al hotel, como en Nueva York, me felicitaron varias veces. Pero esta vez no nos fuimos directos al aeropuerto, y pudimos comprobar el orgullo que sienten los que terminan porque al día siguiente, e incluso días después, la cantidad de gente que llevaba colgando su medallita era increíble. Aquí la llevas al día siguiente y te tachan de imbécil. A mí, como buen español, ni se me pasó por la cabeza…

Esta vez tenía el hotel a 20 minutos de camino de la salida. Como en Nueva York, me tocaba el corral A. Delante, la élite y un montón de buenos corredores buscando calificarse para los trials olímpicos de maratón. Una señora canta el himno americano y todos calladitos, como debe ser, y los americanos con el puño en el pecho (envidia que me dan, qué se le va a hacer, aquí preferimos romper el país). No pude evitar acordarme de Sinatra (de su voz, me refiero). Pum. A correr.

Muerto no, lo siguiente
De mi carrera no hay mucho que contar. La verdad es que consideraba asequible hacer 2:54. Pero me sentía bien y decidí arriesgar. Algo debió influir la euforia de ver la hazaña de Rober en Kona. Y eso no es buena idea nunca. Fui muy bien hasta el km. 20. No iba forzando, pero a partir del 21, decidí que era imposible seguir a ese ritmo y, casi sin quererlo, empecé a reducir la velocidad. La foto está tomada por mi niña, a medio kilómetro de la llegada. Muerto no, lo siguiente... El recibimiento, con centenares de voluntarios aplaudiendo y dándote la enhorabuena es un gran momento, a pesar de no sentir las piernas. Pero allí no dejan  para a nadie, quedan muchos miles de corredores por entrar aún y merecen su espacio.

La verdad es que me hacía muchísima ilusión entrar entre los cinco primeros de mi grupo de edad. Leí que dan un trofeo con tu nombre grabado. Hacía falta bajar de 2:50 y a mitad de camino estaba en 2:48, pero si sigo intentándolo unos kilómetros más hubiera sido peor: quedaba demasiado. Como dicen los chavales, una petada en toda regla. Sin duda me faltaba fondo. Creo que se me olvidó que no se le puede perder el respeto nunca a un maratón. De todos modos, puesto 11 de 1906 es para estar orgulloso y lo estoy (y por eso lo escribo).

Paseito en bici por la orilla del Lago Michigan
El resto de la semana lo pasamos disfrutando de, como decía, una ciudad elegante. Hizo un tiempo excelente, ideal. El río, el lago, los puentes, el metro elevado, sus iconos, los rascacielos y sus miradores de vértigo, los museos, los grandes almacenes, su pizza supergruesa, las limusinas, algún paseito en bici… Hubiera estado bien ver algún partido en vivo de los Bulls o de los Cubs (los seguidores estaban eufóricos, hacía no sé cuánto que no ganaban y este año van muy bien clasificados) o mejor de los Bears, que el fútbol americano es espectacular de verdad, pero no nos animamos.

Ahora toca decidir cuál es la siguiente major.

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