miércoles, 8 de diciembre de 2010

Las contradicciones del maratón


Quedan menos de cuatro días ya para un nuevo maratón. Es curioso volver a estar nervioso por algo tan irrelevante como lo debería ser una carrera para un corredor popular, pero la contradicción está en su esencia.
Sé que cuando empiece a tragar los primeros kilómetros miraré el reloj para no superar el ritmo previsto… pero sé que no lo conseguiré.
Sé que intentaré convencerme de que es mejor reservar… pero sé que me responderé que no me cuesta nada ir a ese ritmo.
Sé que cuando llegue a la mitad del recorrido me sentiré invencible porque aún no siento el menor cansancio… pero sé que me diré que lo contrario sería la primera señal del fracaso.
Sé que cuando llegue al kilómetro 32 buscaré a mi mujer y le sonreiré con cara de misión cumplida… pero me diré, como siempre, que me queda lo verdaderamente difícil.
Sé que cuando llegue al kilómetro 38, ya se me habrá pasado por la cabeza varias veces reducir el ritmo… pero sé que me gritaré que no he entrenado durante meses para aflojar ahora.
Sé que cuando cruce la meta volveré a sentirme el mejor atleta del mundo durante unos minutos… pero después despertaré  y pensaré que todos los que han llegado y seguirán llegando son los mejores atletas del mundo.
Y sé que más tarde, recuperado hasta donde es posible recuperarse en unas horas, ya estaré pensando en la próxima, que quiero que sea Nueva York.

No hay comentarios:

Publicar un comentario