domingo, 16 de noviembre de 2014

XXXIV Maratón de Valencia

Enjoy the adoration. You've earned it

Primera maratón: MAPOMA (1996)
Últimamente me viene la inspiración para escribir cuando menos lo espero. Ayer, una vez desayunado, me había subido a la habitación del hotel para hacer tiempo hasta la hora de salir para la cita con los compañeros del club, y me di cuenta de que empezaba a no tener claro cuántos maratones había corrido. Siendo este un problema casi ridículo, comparado con el de Dennis (que entendí la noche anterior que llevaba 121) y el del individuo que presentaron por megafonía que iba a tomar la salida con nosotros (que dijeron que llevaba mil y pico), decidí hacer un poco de memoria, algo de arqueología y dejar registro de todo ello. Y se me ocurrió que estaría bien dejar escrito el recuerdo más relevante que tengo de cada maratón. Para mis nietos, supongo. Salen once y media, por ahora…

  1. XIX Maratón Popular de Madrid (1996). Aunque tengo muchos y buenos recuerdos, quizá el mejor es que, aunque me había convencido de que correría una sola maratón, estando tumbados recuperando en el césped, un corredor veterano me dijo “tanto sufrimiento, y al año que viene estaremos aquí otro vez”. Y yo le respondí: “yo, seguro”.
  2. XX Maratón Popular de Madrid (1997). Tenía que bajar de 3 horas ¿cómo no? Uno de los recuerdos más perennes es el aviso de Juan Ignacio diciéndome que tuviera cuidado con mi segundo maratón: habiendo hecho el primero con miedo, era muy normal perderle al respecto a la prueba en el segundo. Diana: bajé de 3 horas por primera vez en mi vida, pero aprendí la lección.
  3. XXI Maratón Popular de Madrid (1998). No sé si entrené más o mejor, no recuerdo si estaba especialmente motivado. Bajé de 2h50’, pero cuando terminé, lo único que quería era llegar a casa para hacerme una foto con mi pequeño, que para entonces ya tenía nada más y nada menos que 11 días.
  4. XXI Maratón Popular de Madrid (1999). El recuerdo no puede ser otro: una semana trabajando 12 horas diarias para entregar una oferta a Retevisión por cerca de 3.000 millones de pesetas (sí, no sobran ceros). El sábado no fue suficiente para recuperar tanto estrés, y me planté en la salida tras toda una noche vomitando, sabiendo que no terminaría. Supongo que no es correcto contarla como una maratón entera.
  5. Galarleiz (1999). Si tenía la forma ¿por qué desaprovecharla? Es la única maratón de montaña que he corrido, y la más bonita con diferencia. Aquellos 3h35’ me supieron a récord del mundo. El mejor recuerdo es que me llevó y me devolvió a casa el bueno de mi suegro.
  6. XVI Maratón de Sevilla (2000). La verdad es que, siendo mi marca personal en maratón, no guardo los mejores recuerdos de esta prueba. Un ejemplo: la soledad inmensa de los kilómetros que recorrían La Cartuja hasta el estadio, inmenso también, pero prácticamente vacío. Y la convicción de que había desperdiciado el mejor estado de forma de mi vida por culpa del trabajo.
  7. X Maratón de Ciudad Real (2005). De la única maratón en la que recuerdo haber andado porque no podía más, en la que esperaba volver a hacer una buena marca y no logré bajar de 3 horas, me quedó un recuerdo del que me siento orgulloso: estábamos en el AVE volviendo a casa y le dije a Bego: “no importa, al año que viene nos vamos a San Sebastián”.
  8. XXIX Maratón de San Sebastián (2006). La segunda mejor marca de mi vida, una gran carrera. Recuerdo impresionado los enormes grupos de corredores para bajar de 3 horas, 3h15, 3h30…
  9. I Maratón de Castellón (2010). A veces pienso que es de maratones como esta de las que deberíamos sentirnos más orgullosos. A pesar de las expectativas frustradas por la lesión, me quedo con el paso por la Plaza de la Paz, con aquellos 200 metros rodeados de gente generosa que no querían que pararas.
  10. New York City Marathon (2011). Podría parecer difícil encontrar un recuerdo especial en una experiencia tan inolvidable como es correr la mejor maratón del mundo, pero tengo uno muy claro: nada más llegar, pensé que volvería a correr la NYCM, pero esta vez lo haría con Bego, porque algo así hay que compartirlo al 100%. Y lo sigo pensando.
  11. XXX Maratón de Sevilla (2014). Nuevamente Sevilla se me volvió a dar especialmente bien. Está relativamente reciente, pero tengo un recuerdo que no creo que olvide: el suelo de un fantástico estadio de atletismo… destrozado, toda una metáfora del cariño de este país por todo lo que no es fútbol.
  12. XXXIV Maratón de Valencia (2014, ayer). No me puedo quejar. Sigo bajando de tres horas con cierta holgura y eso me satisface, aunque cada vez me cuesta más.
Última maratón por ahora: Valencia (2014)
Me hace muy feliz saber que en todos estos momentos tan importantes siempre he tenido al lado a la misma persona. Gracias, txiki.

Solo me queda, aunque solo sea por el título que le he dado al post, hacer unos cuantos comentarios sobre este último maratón:

  • Es muy agradable comprobar que en España empezamos a organizar maratones de una cierta calidad. Me gustó mucho lo que vi. Todo: la recogida de dorsales, la información al corredor, la camiseta, el escenario, la salida, los avituallamientos, la señalización, la animación de los grupos, el pasillo de llegada, las mandarinas, los pomelos, los masajes y, en general, el trato recibido.
  • Momentos inolvidables de ayer: el adelantamiento a una corredora ciega en el kilómetro 20 (para reflexionar cuando uno se cabrea porque algo no le funciona), espectadores ayudando a un corredor en silla de ruedas (creo que se le había salido la cadena) y especialmente los gritos de “vamos, Manu” durante los kilómetros finales (algo impensable hace 10 años).
  • Ah, lo olvidaba: ya tenemos pasaporte para Chicago 2015. 

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