domingo, 11 de mayo de 2014

VIII Media Maratón de Azuqueca

Hay días que pintan bien y terminan mal... y viceversa. Hoy ha sido de los de viceversa. Llevaba tres días con mucha carga de entrenamiento. Ayer sábado, de hecho, hicimos 155 kilómetros y a una media de 30 km/h. Y hoy tocaba media maratón (Azuqueca de Henares), pero como 21 km. son poco, había decidido precederlos de unas cuantas de decenas de kilómetros de bicicleta. Ya lo habíamos hecho en la media de Alcalá de Henares en marzo, pero como mi poder de convocatoria es nulo, a las 8:00 de la mañana empezaba a pedalear yo solo Patata arriba Patata abajo.

Con Vicente y Hernando
Después de 47 km. de rodaje suave (28 km/h.) hago la T2 en el coche y me voy a por el dorsal, que ha recogido mi cuñado. Hete aquí que me lo encuentro acompañado de Hernando, que lesionado y todo comienza con su preparación de tres semanas (sí, semanas, no meses) para el maratón de Estocolmo. Nos falta un par de tornillos, eso seguro. Más tarde comprobaré que también Pablo Jiménez ha podido conseguir dorsal y está en carrera. Como era de esperar, muchas caras conocidas, sobre todo del Alcalá Maratón. Charlo un ratito con Javi, el hermano de Rober.

Antes de salir, me doy cuenta de que los cuádriceps están bastante cargados (qué extraño 8-), pero tengo buenas sensaciones, así que saldré con calma y a ver qué dicen las piernas. Afortunadamente está un poco nublado, así que aunque hace calor y la temperatura va a seguir subiendo, no parece que vaya a ser un calor serio. Tengo previsto encontrar a mi hermana y soltarle el móvil y las llaves del coche en breve, así que los llevo en la mano. Error. También llevo los dos geles de rigor.

Salida y meta se encuentran en la pista de atletismo del polideportivo San Miguel. Me dicen que no hay ropero y me cuesta creerlo, pero debe ser verdad. Tras un minuto de silencio por los niños de Monterrubio de la Serena y por Yago Lamela, se da la salida. La primera vuelta incluye una vueltecita a la pista de atletismo. El recorrido se desarrolla por calles amplias, de forma que se va y se vuelve por las mismas calles, lo que hace que constantemente te cruces con el resto de corredores, tengas referencias y, sobre todo, muchos ánimos. Avituallamiento no falta: dos en cada vuelta, seis en total. Apenas hay pendientes, son mínimas, lo que permite un ritmo muy constante. Eso sí, del móvil y las llaves no me libro, porque mi hermana no aparece ¿Pero dónde está esta mujer?

Paso los 10 km. en 40 minutos clavados. Somos pocos, ni 300 creo, así que las posiciones se mantienen muy estables, estirándose poquito a poco la carrera. Tampoco hay mucha animación, como era de esperar, pero no la echo en falta. Primero porque a 4 min/km. voy relativamente cómodo: me pesan un poco las piernas, pero no es exagerado. Pero lo mejor son los ánimos constantes de los compañeros, en particular Hernando y Javi, pero también de Miguel Ángel Izquierdo (SR2) y algunos conocidos del Alcalá Maratón. Siempre una sonrisa y unas palabras de ánimo. Y por fin, acabando la segunda vuelta, aparece mi hermana... jolines, ya era hora. Le suelto el móvil y las llaves; también está la familia de mi cuñado dando gritos de ánimo, así que marcho contento a por la tercera vuelta, a doblar gente, a tomarme el segundo gel y a intentar no bajar el ritmo durante los 7 km. finales.

Y lo consigo, porque el ritmo final es 4:02, solo unos segundos más que en la media de Alcalá. Y allí Rober y Vicente tiraban de mi, aquí no tiraba nadie. He ido prácticamente solo durante 21 km. y con más calor, y quizá más cansancio acumulado. Recordando tiempos pasados, me acerco a ver cuánto me he acercado al podio: no está mal, sexto de mi categoría; pero es lo de menos, todo suma y con días así uno gana confianza para el día D.