No sé si será algo común o solo me pasa a mi, pero hasta mes y medio después de haber corrido en Nueva York no me ha vuelto a apetecer participar en nada. Es como si me hubiera dado un atracón y hasta ahora no he terminado de hacer la digestión. Algo parecido, me contaba un compañero del club, le ha pasado a él este año tras terminar su primer Ironman.
Es de suponer que algo habrán tenido también que ver la sobrecarga de trabajo y el accidente, porque aparte de una leve actividad deportiva, me he limitado a darle vueltas a la cabeza y perfilar cómo debería ser mio primera temporada como triatleta 100%. Pero finalmente me he decidido a apuntarme a la San Silvestre de Azuqueca de Henares, y de rebote se ha apuntado toda la familia. Así que el fin de año será muy deportivo, y el principio también, ya que no pienso perderme la subida al Ecce Homo.

Lo más divertido serán los objetivos parciales. Los he fijado para ciclismo y natación solamente, tres por cada una de las dos disciplinas. Los hay de cantidad (3.000 m. nadando o 130 km. en bici), pero también de calidad (100 m. en tal tiempo o un ritmo medio en bici durante 2 horas -obsérvese que no doy cifras, no me atrevo-). En cuanto termine el apuro en el trabajo de estas semanas espero ponerme manos y piernas a la obra. Y falta me va a hacer porque todos los tiempos que mido son un poco deprimentes.
Una última cuestión que he tenido que empezar a resolver es la del material de invierno. Salir con la bici a casi 0 grados es poco menos que asegurarse los catarros: culote largo de invierno, cubrezapatillas, guantes... así que los Reyes van a venir cargados de material, pero como seguimos en crisis, sin lujos: nada de carbon-o.